EL
DESPERTAR
No
recordaba lo que había pasado, pero los rayos de sol en su rostro,
mientras paseaba por la avenida junto a su casa, le trasladaban a un
lugar mágico, donde sentía que había estado tiempo atrás.
Tomó
aire fresco, ¡qué gran inyección de oxígeno! Era una sensación
muy agradable, también le resultaba familiar, pero la recordaba tan
lejana…
De
repente empezó a sentir que sus pies caminaban muy rápido, como si
no quisieran detenerse, y ello le proporcionó tal alivio, que
descubrió lo importante que se había convertido para él sentirse
en movimiento, libre.
Martín
se detuvo en seco, ¡qué olor tan exquisito a pan recién hecho!,
¿cómo algo aparentemente tan sencillo podía hacerle tanta ilusión?
Observó atentamente el escaparate, con las barras de pan de
distintos tamaños y tan variadas, como si acabaran de adquirir más
valor que la exposición de una preciada joyería.
Cada
vez se encontraba mejor, y eso que no podía imaginar que la mayor de
las sorpresas estaba aún por llegar.
Llamó
al telefonillo, la dirección no la había olvidado…Decidió subir
por las escaleras, algo que no acostumbraba a hacer y que ahora sin
embargo deseaba…
Detrás
de la puerta la felicidad le invadió por completo, ese beso y ese
cálido abrazo que llevaba tanto tiempo añorando por fin habían
llegado.
Ahora
era capaz de entender por qué observaba todo con otros ojos,
valoraba lo que antes simplemente estaba ahí, sin ser consciente del
regalo que suponía cada pequeño detalle del día a día.
Y
decidió que, a partir de ese momento, el único balcón al que se
asomaría sería a su nueva mirada de la vida, sin olvidar aplaudir
agradecido, con fuerza cada noche, para no tener que volver a
despertar de un sueño tan profundo…
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